ANTONIO TELLO
(Villa Dolores, Argentina, 1945)
Aunque el árbol envejezca,
no se altera la eternidad del bosque.
Las hojas que retoñan, asombran y
caen, siguen vivas. Bajo la nieve,
humus o ceniza, abonan la memoria.
El bosque. Solsticio de la madera.
Marcas del presente. Las estaciones.
Cuando las hojas caen de las ramas,
el árbol no olvida que fueron suyas.
El árbol crece. Pierde sus hojas y crece.
Hasta que los círculos de la memoria
alcanzan el límite. Crece ¿Y el bosque?
¡Ah, el bosque!
Fantasía del jaguar,
dios extinguido sin guarida,
es el bosque.
¡Ah, el bosque!
Reverbero de un espejismo sobre los campos.
Laberinto del mundo donde habitan las estaciones.
¿Cómo salir del bosque sin conocer sus senderos?
¿Cómo transitar sus veredas sin el hilo de tu nombre?
Lucimar F. Siqueira |
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