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sexta-feira, 28 de fevereiro de 2014

Hasta siempre, Maestro

Publicado em Telva

Recuperamos los fragmentos más emotivos de la entrevista que le hizo su hija, y nuestra compañera en TELVA, Casilda S. Varela.

Paco de Lucía junto a su hija Casilda en Mallorca durante el verano de 2010.
Paco de Lucía junto a su hija Casilda en Mallorca durante el verano de 2010. Fotos: Toni Bernad.  Ver más fotos



"Cuando salgo con él a cenar, los de la mesa de al lado le llaman "maestro". Me siento en un bar de Atenas, y de pronto suena su música. Pongo el telediario y ahí está, recibiendo un Príncipe de Asturias o haciendo historia como el primer español investido Honoris Causa por la Universidad de Berklee, la escuela de música más importante del mundo. A veces resulta difícil reconocer al papá de las chanclas de cuero, al que revivió a mi hámster haciéndole el boca a boca con un boli Bic o me desmiga el pescado para que no me trague una espina..."; con estas bonitas palabras, Casilda Sánchez Varela comenzaba su entrevista más personal en TELVA. Se sentaba frente a su padre, Paco de Lucía, el genio de la guitarra española. Ella misma contaba: "Aprovecho este encuentro en su refugio mallorquín para quitarle el traje de genio y sacar brillo a mis recuerdos".
Hoy, casi cuatro años después de aquel encuentro, nos levantamos con la noticia del fallecimiento de Paco de Lucía. Todavía conmocionados, recuperamos aquella entrevista con la que queremos rendir homenaje al artista y al padre.
Paco de Lucía y Casilda Sánchez Varela.
Paco de Lucía y Casilda Sánchez Varela.

En qué nos parecemos...

- Nos gusta García Márquez, el cine de autor y la música clásica.
- A los dos no da vergüenza hablar en público.
- Aguantamos mucho debajo del agua, nos gustan las plantas y escuchamos con atención.
- Somos autocríticos, generosos, aventureros y nos cuesta madrugar.
- Vivimos llenos de ansiedad.

...y en qué no.

- Sólo he cogido una guitarra siendo muy pequeña para ver si salía dinero del agujero.
- Él sigue fumando una cajetilla y media al día, y yo ya lo dejé.
- Es callado, yo habladora.
- A mí me gusta la carne y a él el pescado.
- Es más inteligente que yo.

Paco de Lucía charla con su hija Casilda (TELVA 856)

¿Has visto que bien han agarrao?, me dice señalando los dos algarrobos que trasplantó el año pasado y entre cuyos troncos la ciudad de Palma se cuelga como una hamaca tejida de luz. Más acá limoneros, adoquines moriscos, palmeras de quince metros y una balaustrada de piedra roja. Aún no es mediodía, en la cocina hierve un pollo con café y mientras el fotógrafo termina de convertir la terraza en un bodegón siciliano, papá unta sobrasada para todos y nos ofrece pan con aceite, su desayuno de siempre: "Probadlo, es un aceite buenísimo, lo hacen con los olivos de la casa de Campos ?su primera dirección en Mallorca- ¿Nos os queréis llevar una garrafa  casa?". Está moreno ?de Berklee se fue a las Antillas francesas escapando de la nube tóxica-, relajado y con sus angustias bajo control: "El nombramiento me ha hecho una ilusión especial, que te reconozcan los gringos no es nada fácil...".
¿Cómo lo celebraste?, le pregunto:"Me fui a cenar a casa del vicepresidente de Berklee, un hombre de setenta años con una energía y una inteligencia increíbles. Estuvimos bebiendo vodka y hablando de música horas y horas. Le preocupaba la posibilidad de que las herramientas que ellos enseñan puedan terminar por matar al músico, por asfixiar su identidad. Es algo que yo siempre me había planteado pero me impresionó que él, que viene del lado opuesto de la música, tuviese esas mismas dudas".

"Antes de coger una guitarra, lo sabía todo del flamenco"

Paco de Lucía.
Paco de Lucía.
Hay muchas cosas que no se saben de él: no se perdía una partido del Madrid, de joven leía a Ortega y Gasset, a veces improvisaba un paso de salsa en la cocina, le gustaban las mujeres más bien llenitas...
A principios de los 50, Algeciras era el núcleo de todos los flamencos de Andalucía. El contrabando con Gibraltar dejaba mucho dinero y había más fiestas que en ningún otro lugar de la región. Mi abuelo Antonio, que se buscaba la vida tocando de noche, volvía a casa al amanecer con algunos de aquellos guitarristas y cantaores, y terminaban la fiesta en el patio. El pequeño Paco, que lo observaba todo desde ese suelo tan limpio que es la niñez, talló su memoria con aquellos compases"Antes de poner los dedos sobre la guitarra, ya conocía todos los ritmos del flamenco". Y él, que no es capaz de acordarse del nombre de un ex presidente de Uruguay cuando le va a dar las gracias en el escenario, recuerda con claridad el olor de la dama de noche de aquel patio y la voz de un cantaor que escuchaba desde la cama y le ponía la piel de gallina.
¿Te acuerdas de la primera vez que tocaste la guitarra?
Tendría 7 años. El abuelo estaba intentando enseñarle una falseta a tito Antonio, que era muy quejica, y no había manera. Mi hermano se rascaba la cabeza desesperado y le decía, "¡es que me duelen los dedos!". Entonces yo, que llevaba allí un rato mirando y que no había tocao nunca, dije: "Pero si es muy fácil". Mi padre me pasó la guitarra y lo toqué. A partir de entonces empezó a enseñarme a mí.
Entonces, ¿cómo te definirías?
Como un trabajador que tiene unas condiciones naturales como instrumentista y está muy limitado como músico.
Hoy por hoy, ¿qué cosas te emocionan?
Más que las relaciones humanas, el arte: una frase en un libro o un intérprete que dice algo de una forma muy sutil. Es lo que más me acerca a las lágrimas, que para mí son la máxima expresión de la emoción.
Paco de Lucía.
Retrato de Paco de Lucía.
"Creo más en el amor filial que en el romántico, es menos puro. En el fondo, el otro te importa siempre menos que tú."
¿Y darle a un buen pargo debajo del agua?
Es que ya no buceo. Me da miedo meterme solo en el mar.
A través de la ventana vuelvo a ver los algarrobos y caigo en la cuenta de que aquello de trasplantar tiene un por qué. Hace unos años me dijo:"¿Sabes cómo se da uno cuenta de que ya es viejo? Cuando ya no te hace ilusión plantar un árbol porque no lo vas a ver crecer". No lo dijo con angustia, ni con miedo, sino con resignación: "La muerte no se ve igual a mi edad que a la tuya. Yo ya la tengo asumida."
¿Crees que hay algo más allá?
Siempre he pensado que no, que aquí se acaba todo. Pero me pasó una cosa de niño que me tiene despistado. Una noche, tendría yo 5 ó 6 años, soñé que a mi padrino, que era contrabandista, lo mataba en la carretera la Guardia Civil. Se lo conté a mi madre y, una semana después, moría exactamente como en mi sueño. No sé, una de esas cosas que no puedes explicar...
Haya o no un después, ¿no se siente uno un poco inmortal cuando sabe que dentro de 200 años se seguirá hablando de él?
¡Qué va!, para entonces ya habrán descubierto que soy un bluff.

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