Fonte: Viento Sur.
[El geógrafo marxista David Harvey habló recientemente con il manifesto sobre las contradicciones inherentes al capitalismo, las posibilidades de su ruina y dónde encajan Syriza y Podemos en la oposición al mismo. Verso Books]
A los 79 años de edad y rejuvenecido tras la publicación de su último libro (Seventeen Contradictions and the End of Capitalism, Oxford University Press), David Harvey sigue leyendo el cambio social con un ojo puesto en Marx y otro en los movimientos sociales.
Profesor Harvey, en tu último libro dices que Marx escoge el humanismo revolucionario ante el dogmatismo teleológico. ¿Dónde podríamos encontrar el espacio político para la realización de este humanismo revolucionario?
No es algo que tengamos que crear, hay un montón de gente ahí fuera en desacuerdo con el mundo en el que vivimos, buscando una existencia no alienada y esperando volver a darle algo de sentido a sus vidas. Creo que el problema radica en la incapacidad histórica de la izquierda de asumir y familiarizarse con este movimiento, un movimiento que es uno de los que pueden cambiar el mundo. Por ahora, fundamentalmente, han sido los movimientos religiosos (como los evangelistas) los que se han apropiado de esta búsqueda de sentido, y políticamente esto puede implicar su transformación en algo totalmente diferente. Pienso por ejemplo en la ira suscitada contra la corrupción, en el aumento del fascismo en Europa y en el radicalismo del Tea Party norteamericano.
El libro termina con un debate acerca de tres contradicciones peligrosas (crecimiento ilimitado, la cuestión medioambiental, y la alienación total) y una serie de pistas para el cambio. ¿Se trata de una especie de programa, o la revuelta ha de basarse en una especie de coalición fluida de diferentes formas de descontento?
La convergencia entre diferentes formas de oposición siempre va a ser fundamental; ya lo vimos en Gezi Park en Estambul o en el movimiento que se apropió de las calles brasileñas durante el Mundial de Fútbol. El activismo es fundamental y creo, una vez más, que aquí el problema es la incapacidad de la izquierda para canalizarlo de algún modo. Existen numerosas razones para eso, pero creo que la principal es la de no haber abandonado el énfasis tradicional en el sistema productivo y plantearse una política basada en la vida cotidiana. En mi opinión la política sobre la vida cotidiana es el crisol donde las energías revolucionarias podrían desarrollarse, y es allí donde ya podemos ver actividades que buscan delinear lo que se podría suponer una vida no alienada, actividades que tienen que ver más con el espacio en el que vivimos que con el donde trabajamos. Syriza y Podemos nos ofrecen un primer atisbo de este proyecto político, no son totalmente revolucionarios, pero han despertado un enorme interés.
Syriza está jugando un rol trágico, en el sentido clásico del término. En efecto, quiere salvar el euro (que actúa como instrumento de violencia de clase), para defender la idea de Europa, que ha sido una de las enseñas de la izquierdas en las décadas recientes. ¿Crees que encontrará suficiente espacio político, o que acabará fracasando?
En este caso no creo que sea fácil decir qué sería un éxito y qué un fracaso. En muchos aspectos Syriza fracasará a corto plazo. Pero creo que a largo plazo habrá alcanzado una victoria, porque ha puesto cuestiones sobre el tablero que ya no van a poder ser ignoradas sin más. De momento la cuestión estriba en la democracia y en qué significa exactamente la democracia en tiempos en los que Angela Merkel se ha convertido en una autócrata que gobierna las vidas de todos los europeos. Llegará el momento en que la opinión pública exija que los gobiernos autocráticos se vayan. Básicamente, si Merkel y los líderes europeos se agarran a sus armas y fuerzan la salida de Grecia de la UE (como probablemente harán), entonces las consecuencias serán mucho más serias de lo que actualmente se imaginan. Los políticos cometen a menudo graves errores de juicio, y creo que este es uno de los casos.
En el libro predices un nuevo ciclo de revueltas. Sin embargo, si echamos un vistazo a los últimos años tendríamos que decir que la Primavera Árabe ha acabado en desastre, mientras que el movimiento Occupy no ha sido capaz de transformarse a sí mismo en una fuerza política efectiva. ¿Crees que la respuesta está en algo como Podemos, que ha sido capaz de dar una expresión política al movimiento 15M?
Syriza y Podemos han abierto un espacio político porque está sucediendo algo nuevo. ¿Qué es? No puedo decirlo. Desde luego, dentro del anticapitalismo de izquierdas, habrá gente que los acuse de “reformismo”. Esto puede ser verdad, pero también es cierto que han sido las primeras fuerzas en avanzar propuestas políticas [alternativas], y una vez que se ha abierto la veda aparecen nuevas posibilidades. Además romper con el mantra de la austeridad y aplastar el poder de la Troika crearía, en mi opinión, un espacio para nuevas perspectivas que después pueden evolucionar y desarrollarse. Creo que en este momento lo mejor que podemos esperar son este tipo de partidos que estamos viendo en Europa, que han comenzado a definir una alternativa de izquierdas que, actualmente, carecemos. Probablemente sean populistas, con todos los límites y peligros que el populismo conlleva, pero como he dicho, esto es un movimiento: abre espacios; y que seamos capaces de utilizar estos espacios depende que seamos capaces de preguntarnos “está bien, ahora que hemos llegado hasta aquí, ¿qué más debemos hacer ?”
¿Crees que el neoliberalismo fue tan sólo un momento de cambio y que el capital pos-crisis se reorganizará superándolo, o crees que el neoliberalismo nos será impuesto de nuevo con más vigor?
Yo diría que nunca ha sido tan fuerte como lo es ahora: de hecho, ¿qué es la austeridad sino la transferencia de riqueza de las clases bajas y medias hacia las clases que están por encima de ellas? Si observamos los datos de quien se ha beneficiado de la inversión estatal desde el crash de 2008, vemos que fue el 1 % o, más bien, el 0, %. Desde luego la respuesta a tu pregunta depende en cómo definamos el neoliberlismo y mi definición (que es un proyecto de la clase capitalista) quizás difiera en parte de la de otros académicos.
¿Cuáles han sido las “nuevas reglas de juego” establecidas después de la década de los 70?
Por ejemplo, en la tesitura de un conflicto entre el bienestar colectivo y salvar a los bancos, salvamos los bancos. En 2008 estas reglas fueron aplicadas de forma contundente: salvamos a los bancos. Y, sin embargo, podríamos haber resuelto fácilmente los problemas de la gente que sufría desahuciados y de quienes necesitan una casa, y sólo después haber resuelto la crisis financiera. Lo mismo ocurrió con Grecia, a la que le han prestado sacos de dinero que han ido directamente a los bancos alemanes y franceses.
¿Por qué han tenido que ejercer los griegos de intermediarios en una transferencia entre gobiernos y bancos?
La estructura que se puso en pie evitaba que Alemania salvara directamente los bancos alemanes o que Francia hiciera lo propio con los suyos: sin Grecia de por medio, hubiese sido muy obvio lo que hacían. Mientras que de esta forma parece que Grecia ha sido tratada de forma generosa, con una cantidad enrome de dinero fluyendo hacia ella, cuando en realidad esos fondos fueron, de facto, directamente a los bancos.
Has mencionado al 1 %. Como marxista, más allá de que sea un eslogan acertado, ¿crees que tiene cierto valor analítico o que en cierto modo distrae nuestra mirada del concepto de lucha de clases?
Si realmente apostamos por un materialismo histórico-geográfico, entonces tenemos que reconocer que las contradicciones evolucionan y por lo tanto deben hacerlo también nuestras categorías. Entonces al hablar del “1 %”, el movimiento Occupy tuvo éxito al introducir este concepto en el lenguaje cotidiano. Y está claro que el 1 % ha incrementado su riqueza enormemente, como lo ha demostrado Piketty y todos los datos de los que disponemos. Por decirlo de otra forma, hablar de un 1 % es reconocer que hemos creado una oligarquía global, que no es lo mismo que la clase capitalista pero que está en el núcleo de ella. Es una especie de palabra clave que sirve para describir lo que la oligarquía global está haciendo, diciendo y pensando.
12/02/2015
A partir de la traducción inglesa http://www.versobooks.com/blogs/1920-david-harvey-on-syriza-and-podemos del original http://ilmanifesto.info/syriza-e-podemos-aprono-uno-spazio-la-sinistra-deve-sfruttarlo/
Traducción de Anxel Testas para VIENTO SUR
[El geógrafo marxista David Harvey habló recientemente con il manifesto sobre las contradicciones inherentes al capitalismo, las posibilidades de su ruina y dónde encajan Syriza y Podemos en la oposición al mismo. Verso Books]
A los 79 años de edad y rejuvenecido tras la publicación de su último libro (Seventeen Contradictions and the End of Capitalism, Oxford University Press), David Harvey sigue leyendo el cambio social con un ojo puesto en Marx y otro en los movimientos sociales.
Profesor Harvey, en tu último libro dices que Marx escoge el humanismo revolucionario ante el dogmatismo teleológico. ¿Dónde podríamos encontrar el espacio político para la realización de este humanismo revolucionario?
No es algo que tengamos que crear, hay un montón de gente ahí fuera en desacuerdo con el mundo en el que vivimos, buscando una existencia no alienada y esperando volver a darle algo de sentido a sus vidas. Creo que el problema radica en la incapacidad histórica de la izquierda de asumir y familiarizarse con este movimiento, un movimiento que es uno de los que pueden cambiar el mundo. Por ahora, fundamentalmente, han sido los movimientos religiosos (como los evangelistas) los que se han apropiado de esta búsqueda de sentido, y políticamente esto puede implicar su transformación en algo totalmente diferente. Pienso por ejemplo en la ira suscitada contra la corrupción, en el aumento del fascismo en Europa y en el radicalismo del Tea Party norteamericano.
El libro termina con un debate acerca de tres contradicciones peligrosas (crecimiento ilimitado, la cuestión medioambiental, y la alienación total) y una serie de pistas para el cambio. ¿Se trata de una especie de programa, o la revuelta ha de basarse en una especie de coalición fluida de diferentes formas de descontento?
La convergencia entre diferentes formas de oposición siempre va a ser fundamental; ya lo vimos en Gezi Park en Estambul o en el movimiento que se apropió de las calles brasileñas durante el Mundial de Fútbol. El activismo es fundamental y creo, una vez más, que aquí el problema es la incapacidad de la izquierda para canalizarlo de algún modo. Existen numerosas razones para eso, pero creo que la principal es la de no haber abandonado el énfasis tradicional en el sistema productivo y plantearse una política basada en la vida cotidiana. En mi opinión la política sobre la vida cotidiana es el crisol donde las energías revolucionarias podrían desarrollarse, y es allí donde ya podemos ver actividades que buscan delinear lo que se podría suponer una vida no alienada, actividades que tienen que ver más con el espacio en el que vivimos que con el donde trabajamos. Syriza y Podemos nos ofrecen un primer atisbo de este proyecto político, no son totalmente revolucionarios, pero han despertado un enorme interés.
Syriza está jugando un rol trágico, en el sentido clásico del término. En efecto, quiere salvar el euro (que actúa como instrumento de violencia de clase), para defender la idea de Europa, que ha sido una de las enseñas de la izquierdas en las décadas recientes. ¿Crees que encontrará suficiente espacio político, o que acabará fracasando?
En este caso no creo que sea fácil decir qué sería un éxito y qué un fracaso. En muchos aspectos Syriza fracasará a corto plazo. Pero creo que a largo plazo habrá alcanzado una victoria, porque ha puesto cuestiones sobre el tablero que ya no van a poder ser ignoradas sin más. De momento la cuestión estriba en la democracia y en qué significa exactamente la democracia en tiempos en los que Angela Merkel se ha convertido en una autócrata que gobierna las vidas de todos los europeos. Llegará el momento en que la opinión pública exija que los gobiernos autocráticos se vayan. Básicamente, si Merkel y los líderes europeos se agarran a sus armas y fuerzan la salida de Grecia de la UE (como probablemente harán), entonces las consecuencias serán mucho más serias de lo que actualmente se imaginan. Los políticos cometen a menudo graves errores de juicio, y creo que este es uno de los casos.
En el libro predices un nuevo ciclo de revueltas. Sin embargo, si echamos un vistazo a los últimos años tendríamos que decir que la Primavera Árabe ha acabado en desastre, mientras que el movimiento Occupy no ha sido capaz de transformarse a sí mismo en una fuerza política efectiva. ¿Crees que la respuesta está en algo como Podemos, que ha sido capaz de dar una expresión política al movimiento 15M?
Syriza y Podemos han abierto un espacio político porque está sucediendo algo nuevo. ¿Qué es? No puedo decirlo. Desde luego, dentro del anticapitalismo de izquierdas, habrá gente que los acuse de “reformismo”. Esto puede ser verdad, pero también es cierto que han sido las primeras fuerzas en avanzar propuestas políticas [alternativas], y una vez que se ha abierto la veda aparecen nuevas posibilidades. Además romper con el mantra de la austeridad y aplastar el poder de la Troika crearía, en mi opinión, un espacio para nuevas perspectivas que después pueden evolucionar y desarrollarse. Creo que en este momento lo mejor que podemos esperar son este tipo de partidos que estamos viendo en Europa, que han comenzado a definir una alternativa de izquierdas que, actualmente, carecemos. Probablemente sean populistas, con todos los límites y peligros que el populismo conlleva, pero como he dicho, esto es un movimiento: abre espacios; y que seamos capaces de utilizar estos espacios depende que seamos capaces de preguntarnos “está bien, ahora que hemos llegado hasta aquí, ¿qué más debemos hacer ?”
¿Crees que el neoliberalismo fue tan sólo un momento de cambio y que el capital pos-crisis se reorganizará superándolo, o crees que el neoliberalismo nos será impuesto de nuevo con más vigor?
Yo diría que nunca ha sido tan fuerte como lo es ahora: de hecho, ¿qué es la austeridad sino la transferencia de riqueza de las clases bajas y medias hacia las clases que están por encima de ellas? Si observamos los datos de quien se ha beneficiado de la inversión estatal desde el crash de 2008, vemos que fue el 1 % o, más bien, el 0, %. Desde luego la respuesta a tu pregunta depende en cómo definamos el neoliberlismo y mi definición (que es un proyecto de la clase capitalista) quizás difiera en parte de la de otros académicos.
¿Cuáles han sido las “nuevas reglas de juego” establecidas después de la década de los 70?
Por ejemplo, en la tesitura de un conflicto entre el bienestar colectivo y salvar a los bancos, salvamos los bancos. En 2008 estas reglas fueron aplicadas de forma contundente: salvamos a los bancos. Y, sin embargo, podríamos haber resuelto fácilmente los problemas de la gente que sufría desahuciados y de quienes necesitan una casa, y sólo después haber resuelto la crisis financiera. Lo mismo ocurrió con Grecia, a la que le han prestado sacos de dinero que han ido directamente a los bancos alemanes y franceses.
¿Por qué han tenido que ejercer los griegos de intermediarios en una transferencia entre gobiernos y bancos?
La estructura que se puso en pie evitaba que Alemania salvara directamente los bancos alemanes o que Francia hiciera lo propio con los suyos: sin Grecia de por medio, hubiese sido muy obvio lo que hacían. Mientras que de esta forma parece que Grecia ha sido tratada de forma generosa, con una cantidad enrome de dinero fluyendo hacia ella, cuando en realidad esos fondos fueron, de facto, directamente a los bancos.
Has mencionado al 1 %. Como marxista, más allá de que sea un eslogan acertado, ¿crees que tiene cierto valor analítico o que en cierto modo distrae nuestra mirada del concepto de lucha de clases?
Si realmente apostamos por un materialismo histórico-geográfico, entonces tenemos que reconocer que las contradicciones evolucionan y por lo tanto deben hacerlo también nuestras categorías. Entonces al hablar del “1 %”, el movimiento Occupy tuvo éxito al introducir este concepto en el lenguaje cotidiano. Y está claro que el 1 % ha incrementado su riqueza enormemente, como lo ha demostrado Piketty y todos los datos de los que disponemos. Por decirlo de otra forma, hablar de un 1 % es reconocer que hemos creado una oligarquía global, que no es lo mismo que la clase capitalista pero que está en el núcleo de ella. Es una especie de palabra clave que sirve para describir lo que la oligarquía global está haciendo, diciendo y pensando.
12/02/2015
A partir de la traducción inglesa http://www.versobooks.com/blogs/1920-david-harvey-on-syriza-and-podemos del original http://ilmanifesto.info/syriza-e-podemos-aprono-uno-spazio-la-sinistra-deve-sfruttarlo/
Traducción de Anxel Testas para VIENTO SUR
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